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Ser residente fiscal en Andalucía es un tema a considerar

26 Abr 2019

La nueva normativa sobre el Impuesto de Sucesiones y Donaciones en Andalucía tendrá un importante y amplio impacto:

  • Hará la compra de vivienda vacacional en la región más atractiva para los extranjeros ya que las nuevas reducciones y bonificaciones son de aplicación a los residentes en el UE y eventualmente a los residentes fuera de la Unión según las últimas sentencias y la interpretación de la ley llevada a cabo por la Dirección General de Tributos.
  • Evitará el éxodo de residentes en Andalucía a Madrid para la reorganización patrimonial familiar gracias a la ampliación de las bonificaciones y reducciones a donaciones y regalos, y consecuentemente favorecerá la reubicación desde otras regiones a Andalucía.
  • Impulsará la región como destino para jubilados de toda Europa, un grupo de personas especialmente sensibles al impuesto sobre sucesiones

Pero todos estos cambios también harán posible que vivir de forma permanente en Andalucía sea un opción a considerar. Dejando el impuesto sobre sucesiones y donaciones de lado, que era un factor disuasorio especialmente para personas que no tienen este impuesto entre cónyuges en sus países de origen, los dos impuestos importantes son el Impuesto sobre la Renta de Personas Física (IRPF) y el Impuesto sobre Patrimonio (IP).

El IRPF no es un impuesto relevante para que alguien se decida a ser residente porque es similar en mayor o menor medida en todos los países, con un 23% máximo a pagar sobre ingresos del ahorro y un 48% para ingresos generales (que se reducirá hasta el 45%).

Sin embargo, es el IP lo que puede realmente desalentar a la gente para trasladarse a España de forma permanente, un impuesto esto sobre el valor neto de los bienes que se tengan dentro y fuera del país. Sin embargo, la gente desconoce que este impuesto está limitado por la cantidad de ingresos que tenga el residente, y así el impuesto final se puede reducir hasta un máximo de un 80%.

Sorprendentemente, un no residente propietario de una casa de cierto valor puede acabar pagando un impuesto de patrimonio más alto por esa sola propiedad comparado con lo que puede pagar por su patrimonio mundial como residente.

Haga sus números!